lunes, 16 de octubre de 2017

IGUALDAD DE GÉNERO Y NARANJAS

¿POR QUÉ YA NO QUEDAN NARANJAS SANGUINAS EN LA COMUNIDAD VALENCIANA?




La aparición del color rojo en la pulpa de esta fruta depende de la presencia de un elemento genético que se activa por el frío.


HACE UNAS DÉCADAS, el motor de la economía en regiones como Valencia, Murcia o Andalucía era la agricultura, y no el turismo. Uno de los cultivos principales era la naranja, y España formaba parte del equipo de los mayores productores del mundo, lugar que ahora nos han arrebatado, entre otros, Brasil y Estados Unidos. Entre las variedades más populares se encontraban las de sangre, también llamadas sanguina o sanguinelli. Producían un zumo de un característico color rojo, aunque la forma más frecuente de comérselas era ablandándolas con la mano, haciendo un agujero con el dedo pulgar y chupando.



Sin embargo, su producción ocasionaba algunos problemas. El principal era que no todas las naranjas de un mismo árbol adquirían esa característica tonalidad, lo que obligaba a descartar la mayoría, y el cultivo se abandonó. Curiosamente, Italia no tenía este problema y siguió dominando el mercado europeo con denominaciones de origen como la arancia rossa de Sicilia. Hace poco, la ciencia descubrió cuál era el misterio del cambio de color. Y la respuesta tenía que ver con algo que se había descubierto muchos años atrás en el maíz.
La genetista Barbara McClintock descubrió que el cambio de color en los vegetales se debía a fragmentos de ADN capaces de replicarse y cambiar de posición
Seguro que han visto esas mazorcas en las que cada grano tiene un amarillo diferente. El patrón de herencia de estos pigmentos parecía escapar a todas las leyes de la genética conocidas hasta el momento. Fue en los años cincuenta cuando la científica estadounidense Barbara McClintock resolvió el enigma. La variación de tonalidades se debía a la presencia de transposones, fragmentos de ADN que son capaces de replicarse y cambiar su posición en el genoma. McClintock descubrió que los genomas de los organismos no son inmutables y estáticos, como se pensaba, sino que, además de mutaciones, tienen elementos capaces de ir cambiando de posición. Por este hallazgo recibió el Premio Nobel de Medicina en 1983, tres décadas después de la publicación de los resultados.
Nacida en Estados Unidos en 1902, la brillante genetista se graduó en Ingeniería Agrónoma por la universidad neoyorquina de Cornell en 1923. Se tuvo que doctorar en el departamento de botánica porque el de mejora genética no admitía mujeres. Tampoco pudo optar a una beca de estudios en el extranjero. El pretexto alegado fue que existía la probabilidad de que dejara los estudios en el momento en que se casara. Pero contraer matrimonio o abandonar la investigación fueron dos cosas que nunca hizo. Lejos de amilanarse con tal injusticia, se dedicó a estudiar las células del maíz, y a partir de ahí sacó conclusiones universales que se aplican en todos los organismos, incluyendo los seres humanos.
Este trabajo fue acogido con escepticismo por la comunidad científica, dominada por hombres
Este trabajo fue acogido con escepticismo —cuando no hostilidad— por la comunidad científica, dominada por hombres. McClintock era una mujer que trabajaba con las plantas, así que lo tenía todo en contra para que no fuera admitida por el establishment. Pero la ciencia se basa en las evidencias y todas confirmaron su descubrimiento. Hoy sabemos que los transposones tienen una gran influencia en la evolución. Por poner un ejemplo, aproximadamente el 3% del genoma del Homo sapiens debe su estructura a la acción de estos elementos. Su origen es incierto, aunque se sospecha que son restos de virus arcaicos integrados en el ADN del organismo.



En 2012, un grupo de investigadores liderado por la botánica inglesa Cathie Martin descubrió que la aparición del rojo en las naranjas depende de la presencia de un transposón en la región del ADN que controla la producción del pigmento. Además, comprobaron que este elemento se activa con el frío. Eso explicaba que en Valencia las naranjas del exterior del árbol acumularan el color mientras que las de dentro, más resguardadas, no lo hacían. En Italia no tenían este problema porque crecían a las faldas del Etna, a una altura pronunciada, lo que garantiza que la planta se enfríe más y la fruta coja la tonalidad que pide el consumidor. Así que ahora sabemos que las naranjas de sangre son de sangre fría.


Lee el artículo original en:
http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/sangre-de-naranja/



viernes, 6 de octubre de 2017

ARTÍCULO DE CIENCIA Y TECNOLOGÏA PARA BLOC DE BIBLIOTECA

Artículo de NCYT ( periódico digital) http://noticiasdelaciencia.com/
Lunes, 2 octubre 2017
Ingeniería

Electrodo para baterías y supercondensadores más seguro, más rápido y parecido a una tela




Unos investigadores han creado un electrodo de un material parecido a tela que podría ayudar a que los dispositivos de almacenamiento de energía, como baterías y supercondensadores, sean más rápidos y menos susceptibles de sufrir fugas u otros fallos desastrosos. Su diseño para un nuevo supercondensador, cuyo aspecto interno se parece al de una especie de esponja peluda llena de gelatina, ofrece una alternativa sin precedentes a la solución electrolítica inflamable que es un componente habitual en estos dispositivos.


El fluido electrolítico dentro tanto de las baterías como de los supercondensadores puede ser corrosivo o tóxico y es casi siempre inflamable. Para mantener el ritmo ante los avances de la tecnología móvil, los dispositivos de almacenamiento de energía han sido objeto de un encogimiento material en el proceso de diseño, lo cual los ha hecho más vulnerables a los cortocircuitos, como ya ha ocurrido en los últimos tiempos en casos en los que, agravados por la presencia de un líquido electrolítico inflamable, se han producido accidentes peligrosos.


Así que en vez de una solución electrolítica inflamable, el dispositivo diseñado por el equipo de la profesora Vibha Kalra, de la Universidad Drexel en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, ha utilizado un electrolito espeso, en forma de gel, rico en hierro, absorbido en una esterilla de nanofibras porosas de carbono. El resultado es un aparato sin líquidos.


Al eliminar completamente el componente que puede hacer arder a estos dispositivos, se ha conseguido crear un electrodo que podría hacer que estos sean más seguros.






El nuevo electrodo utiliza una esterilla de fibra de carbono, hecha mediante un proceso de electrohilado. (Foto: Drexel University)


Los supercondensadores son similares a las baterías, en cuanto a que absorben, almacenan y liberan energía. En dispositivos móviles, ordenadores portátiles, coches eléctricos y otros aparatos tienden a servir como reserva de energía para un uso concentrado porque pueden distribuirla en una rápida ráfaga, a diferencia de las baterías, que lo hacen a lo largo de un largo periodo de suministro. Pero, al igual que las baterías, los supercondensadores utilizan una solución electrolítica inflamable, y como resultado de ello, son susceptibles de sufrir fugas y de arder.


El supercondensador basado en los diseños del equipo de Kalra no solo está libre de disolventes (lo que implica que no contiene líquidos inflamables) sino que su diseño compacto también le ayuda a ser más duradero y su capacidad de almacenamiento de energía y vida útil medida por número de ciclos de carga y descarga son mejores que las de dispositivos comparables actualmente en uso. Puede asimismo operar a temperaturas de hasta 300 grados centígrados, lo que significa que hará mucho más duraderos a los aparatos móviles, al sufrir menos con el calor que inevitablemente reina en su interior con un uso exhaustivo, y también se aleja el riesgo de incendiarse.





miércoles, 29 de marzo de 2017

El ajedrez nutre la educación innovadora


El rey de los juegos aporta muchos valores y habilidades necesarios en una realidad muy cambiante
El ICOT (el congreso sobre pensamiento más importante del mundo) incluyó el ajedrez en su última edición (Bilbao 2015) y proyecta hacerlo en la próxima (Miami 2018). El Parlamento Europeo (2012, con 415 eurodiputados a favor) y el Español (2015, por unanimidad), apoyan el ajedrez educativo. Los resultados de las experiencias piloto, como la ya consolidada en Cataluña, confirman que esos tres organismos tienen razón. Y la mayoría de los estudios científicos llegan a conclusiones positivas.
En la Generalitat de Cataluña están muy satisfechos tras cinco cursos de introducción del ajedrez como herramienta transversal e interdisciplinar en horario lectivo en más de 300 escuelas. Lo único que lamentan es que la crisis económica haya impedido acelerar el proyecto. “Más del 80% de los docentes implicados están satisfechos o muy satisfechos; ese porcentaje es altísimo si lo comparamos con otras herramientas que hemos probado”, me dijo el sábado Montserrat Payés, responsable del Servicio de Ordenación Curricular de Educación Infantil y Primaria.
Estábamos en la Universidad de Girona, que, junto a la de Lleida, diseñó un estudio científico paralelo, comparando a los alumnos de ajedrez educativo con los de un grupo control. Sus coordinadores quieren repetirlo, ampliando el campo y corrigiendo pequeños fallos metodológicos (quienes pasaron las pruebas en los centros del grupo control eran docentes de esos colegios, en lugar de personas neutrales), pero están convencidos de que esas correcciones no variarán sustancialmente las conclusiones provisionales: los alumnos de ajedrez educativo han desarrollado más su inteligencia, incluida la emocional, y han mejorado su rendimiento académico, sobre todo en matemáticas y comprensión lectora. Ese convencimiento se basa principalmente en lo que observan cada vez que visitan los centros implicados, pero también en que tales resultados coinciden mucho con los de otros estudios publicados, como los realizados en Tenerife, Trier (Alemania) y Aarhus (Dinamarca).
Además, ese alto grado de satisfacción también puede verse en otros muchos colegios españoles de amplia experiencia con el ajedrez en horario lectivo. Por citar sólo algunos de los que el autor de estas líneas ha visitado personalmente, los hay privados de gran prestigio (Montserrat, en Barcelona; Europeo, en Madrid; El Altillo, en Jerez de la Frontera, Begoñazpi, en Bilbao; Robinet, en Piélagos); o concertados (cooperativa Gredos-San Diego, en Madrid; Luis Vives, en Elche; Ciudad Infantil San Jorge, en Alicante); o públicos (Germán Fernández Ramos, en Oviedo; Santa Anna, en Oliva; varios de Galicia, Cantabria, Menorca y Tenerife).

Hay tropecientas razones de peso para exigir que el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, pida disculpas por unas recientes declaraciones al Frankfurte Allgemeine, en las que afirmaba que los países del sur “gastan todo su dinero en copas y mujeres, y luego piden el rescate”. En lugar de fijarse sólo en los pestilentes juicios por corrupción, el soberbio holandés (se ha negado a rectificar) haría bien en mirar otras cosas. Por ejemplo, España e Italia promueven o participan en diversas experiencias de ajedrez educativo financiadas con fondos europeos. España, junto con Argentina y Uruguay, es la vanguardia mundial en ese campo; y Extremadura en concreto, la principal referencia en cuanto a sus aplicaciones sociales y terapéuticas (cárceles, rehabilitación de drogadictos, retraso del deterioro cognitivo y un largo etcétera); los Parlamentos de Canarias y Galicia ya han tomado decisiones similares a las citadas del Europeo y el Congreso de los Diputados de España; los Gobiernos de Canarias y Andalucía acaban de aprobar y financiar campañas masivas para formar a los docentes en ajedrez; una gran parte de los mayores expertos del mundo en ajedrez educativo proviene de esos países, así como de Colombia, Venezuela y México.
Además de la escasez de docentes capacitados para utilizar el ajedrez como herramienta educativa, el otro punto negro del asunto es que muchas experiencias de enorme interés no van acompañadas de estudios científicos bien diseñados y rigurosos, que sin duda darían un respaldo académico mucho mayor a los resultados. El prestigioso investigador suizo Fernand Gobet, exajedrecista y catedrático de Psicología Cognitiva en la Universidad de Liverpool, desempeña muy bien su necesario papel de mosca cojonera cuando lo recuerda una y otra vez, y también cuando señala que algunas de las virtudes que se atribuyen al ajedrez aún no han sido demostradas científicamente. Por ejemplo, que la memoria a corto plazo que los jugadores desarrollan mucho sea transferible a otros ámbitos de la vida normal.
Pero no se requiere estudio científico alguno para asegurar categóricamente que el ajedrez desarrolla, por ejemplo, la atención, la concentración y el pensamiento lógico; y también que enseña a prever las consecuencias de nuestros actos; millones de jugadores y miles de educadores pueden dar testimonio de ello. Y quizá sea aún más importante recalcar que no es necesario quitar otra materia del currículo para introducir el ajedrez, porque éste puede emplearse de manera transversal (inteligencia emocional) en todas las asignaturas, o interdisciplinar para hacer más amenas las clases de Matemáticas (geometría, aritmética, cálculo mental, álgebra…), Lengua, Historia, Inglés o Educación Física, como se ha comprobado en múltiples experiencias con buenos resultados.
Incluso el hipercrítico y superescéptico Gobet lo admite en un reciente artículo publicado por este periódico, que firma junto al italiano Giovanni Sala: “Parece que la práctica del ajedrez tiene efectos moderados sobre la capacidad cognitiva y el éxito de los niños en matemáticas”. Aunque, fiel a su línea habitual, añade una puya: “No obstante, es probable que la influencia positiva se deba a un efecto placebo, como por ejemplo la excitación que provoca una nueva actividad”.
Es muy probable que Gobet cambie de opinión si escucha alguna de las conferencias del argentino Juan Luis Jaureguiberry, el mayor experto del mundo en ajedrez para las clases de Matemáticas, como lo han hecho miles de docentes argentinos, mexicanos, españoles y panameños cuando se han puesto de pie para aplaudirlo. Los científicos, a veces inmersos en demasía en un mundo teórico, suelen olvidar que los estudios perfectos pueden ser carísimos o casi imposibles si se quiere lograr una metodología irrefutable.
Y también ignoran a veces lo que indica el sentido común: en un colegio donde el ajedrez es popular, los alumnos están más atentos en clase si los profesores de Matemáticas, Lengua, Historia o Inglés lo utilizan para captar su atención y facilitar la comprensión de ideas complejas. Para entender eso, no hace falta haber estudiado en Harvard. Por ejemplo, cuando el profesor de Historia deba explicar la Revolución Francesa, tendrá más éxito si empieza la clase hablando de Philidor (1726-1795), el mejor ajedrecista del mundo de esa época, también músico eminente, capaz de jugar cinco partidas simultáneas con los ojos vendados, y autor de una frase redonda –“Los peones son el alma del ajedrez”- pocos años antes de que los peones de la sociedad francesa (y poco después, los de gran parte del mundo) empezaran a ganar derechos y libertades. Impresionados por Philidor, los alumnos estarán mejor preparados para querer saber a continuación quiénes fueron y qué hicieron Diderot y Robespierre.
El ajedrez, único deporte que se puede practicar por Internet, con 188 países afiliados a la Federación Internacional (FIDE), casa muy bien con algunas ideas fundamentales a la hora de renovar la educación en el siglo XXI. En menos de quince años, al menos la mitad de nuestros niños ejercerán profesiones que hoy no existen, utilizando tecnología y resolviendo problemas que aún no existen. Los maestros tendrán que enseñar lo que no saben. El temor a que el progreso de las computadoras acabe con el ser humano dependerá de que sea éste quien tome las últimas decisiones y sepa interpretar el diluvio de datos que le dará la máquina. Todo ello requiere una educación que enseñe a pensar de manera muy flexible, adaptándose con rapidez a una realidad muy cambiante; y una gran capacidad para tomar decisiones razonadas, profundas y rápidas. Los ajedrecistas tienen todos esos procesos automatizados, porque los realizan muchas veces en cada partida. Otra cosa es que algunos de ellos estén obsesionados con el ajedrez, que ocupa su vida por completo, y por tanto no puedan transferir lo desarrollado. Pero en este artículo se habla del ajedrez como herramienta educativa, no de la competición profesional.

Parece que, por fin, los principales partidos políticos españoles tienen una voluntad real de llegar a un consenso firme y duradero en lo relativo a la educación. Y cabe suponer que las importantes ideas del párrafo anterior estarán encima de la mesa en sus discusiones. Confío en no ser demasiado optimista si también supongo que sus señorías están preocupadas por la nefasta influencia en millones de personas de lo que muy suavemente se llama “telebasura” (sugiero a la Real Academia de la Lengua que adopte el término telemierda, porque es mucho más apropiado a la bazofia que algunos vomitan en programas de gran audiencia); un juego milenario que enseña a pensar puede ser útil en ese ámbito. En definitiva, el ajedrez educativo encaja como un guante con muchos parámetros de la educación innovadora; por eso, los grandes gurús de Harvard lo incluyen en el ICOT.http://deportes.elpais.com/deportes/2017/03/22/la_bitacora_de_leontxo/1490179217_496640.html